Las mujeres estamos en la búsqueda constante de la cosas que nos hagan lucir bien; en tiempos ancestros se recurría a plantas medicinales para curar así como para tratamientos de belleza. Se dice muy comúnmente que somos el reflejo de lo que comemos, y hasta se dice que debemos comer con la belleza en la mente…
Constantemente visitamos el salón de belleza y las farmacias, experimentamos con cremas que se anuncian con modelos hermosas y corremos a probar esa “loción maravillosa” que dicen que nos hará lucir bella y frescas, compramos y gastamos una “fortuna”, nos vemos limitadas muchas veces por la situación económica del hogar y nos quedamos con el deseo de usar esa “poción mágica” que milagrosamente nos quitará años. |
Probemos algo nuevo, no tenemos que dejar el calor de nuestra hogar y llegar ansiosas a probar“la fuente de la eterna juventud” que acabamos de adquirir, en lugar de visitar el salón de belleza y la perfumería, visitemos nuestra propia cocina, algunos consejos pueden parecer ridículos, pero abramos el refrigerador y descubramos cuanta belleza hay al alcance de nuestras manos, o salgamos a nuestro patio y miremos esa plantita de sábila (aloe vera) que se quedó olvidada.
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